“Erradicar la ansiedad del planeta”
“Que toda la tierra fluya en paz”
“Ayudar a todo el mundo”
Misiones que no puedo cumplir (al menos yo).
Seguramente algún amante de la “auto-ayuda pop” me gritará, con una sonrisa maníaco-positiva…
“¡¡¡No piensas en GRANDE!!!”
Pero 15 años inmerso en la industria de los cursos, libros, etc… me ha enseñado algunas verdades incómodas:
1. La mayoría no hace nada con los libros/cursos que compra.
2. La mayoría quiere un mensaje demasiado simplista.
3. Los objetivos planetarios suelen ser delirios de grandeza vendidos por gurús narcisistas.
Yo prefiero seguir construyendo mi pequeño Uni-Verso de Navegantes N.E.O. que, como yo, son unos fascinados del aprendizaje, la psicología, la meditación y el desarrollo personal en general.
No tienes más que mirar a tu alrededor.
La mayoría se conforma con su dosis de Netflix, bares, hablar de la gente, etc.
Y eso está genial. O más bien, es lo que es.
Pero no me considero tan arrogante como para pretender ayudar a quien no quiere ayuda.
Yo voy a por los Amantes de la Aventura.
Los psiconautas.
Los sintetizadores de sabiduría.
Esa es mi gente.
Las personas que van en serio con esto del cambio.
No me importa tener un negocio más pequeñito.
Incluso lo prefiero, porque no quiero tener la lista más grande de clientes.
Quiero tenerla pequeña, pero poderosa.
Tú me entiendes.
Yo te entiendo.
¿A que es mágica esa sensación? Eso que notamos cuando nos topamos en el camino con un compañero, guía, profesor, colega o maestro que está en exactamente la misma onda vital que nosotros.
Paz.
Íñigo