Normas.
Cuanto más bienestar y éxito he ido acumulando, más y mejores normas he necesitado imponer en la gente que me rodea a diario.
He dicho *imponer*, sí.
Llámalo implantar, aplicar, whateva.
Si tienes experiencia en el camino del conocimiento, habrás aprendido algo incómodo:
Si no tienes claras tus normas sobre cómo deben tratarte a ti y a tus proyectos…
… y las sabes imponer/implantar/aplicar con seguridad…
… te devoran vivo.
Los Vampiros Viciosos, las Sabandijas Succionadoras o los simples Seres de Luz «Despistados».
Esos arquetipos, si se lo permites, te comerán vivo.
Aprovecharán cada átomo de inseguridad que tengas, cada átomo de necesidad de aprobación que haya en tu psique, y lo usarán para conseguir que hagas todo aquello que va en contra de tus necesidades y normas. Terminarás siendo una simple marioneta de sus caprichos egoístas.
Ayer paseando con mi chamana me llegó una nube de pensamiento gozosa.
«Ya no hay en mi vida ninguna manzana podrida».
No hay nadie que intente atentar con mi Misión.
A todos los «amigos», clientes, proveedores, familiares que no honraron mis normas, les dejé ir.
Antaño me aterraba la sola idea de dejarles marchar.
Pero a medida que fui trabajando hacia dentro, y me atreví a cuestionar creencias estúpidas, una y otra vez, terminé encontrándome con que había construído una nueva vida rodeada únicamente de personas sanas, buenas, inquietas… o que al menos me dejan en paz.
No tiene precio esa sensación de liberación social.
Hoy en día, de vez en cuando, se me cuela algún Absolutista Ansioso crónico como cliente, con victimismos caprichosos pasivo-demandantes, etc. Pero en cuanto se topa con las normas del proyecto, se va por sí mismo o directamente yo le dejo marchar y bloqueo en todos los sistemas. Me da igual perder dinero. Me da exactamente igual.
Porque mis normas tienen una Misión:
Proteger a mi familia y a mi equipo sagrado de clientes con ambición de cambio personal.
Ten en cuenta esto:
Si dejas una manzana podrida dentro…
… tarde o temprano el resto del barril se pudrirá.
Sé que más de un Navegante me va a responder algo así como…
«Ya pero qué hago con mi madre, que es una narcisista peligrosa… ¡pero es mi madre!»
Yo no te puedo decir qué hacer.
Don Juan Matus, el gran meta-mentor, posiblemente te diría:
«Deja que ella sea tu *pinche tirana*, para fortalecer tu espíritu».
Traducido:
En lugar de irte a África a cuidar niños, quédate aquí y usa a tu madre narcisista como un «voluntariado espiritual», para volverte más efectiva y valiosa para la gente que te hace bien. Y deja de quejarte. O si no, sácala de tu vida. Pero deja de quejarte y cambia TÚ.
Con lo que sí podría ayudarte es construyendo y multiplicando tu seguridad personal. Para que sepas imponer/implantar/aplicar (o como a ti te guste llamarlo) tus normas. Además, imponerlas usando tu propio estilo de personalidad (no necesariamente el mío, que es para muchos *demasiado* asertivo).
Aquí debajo, en mi newsletter.
Mejores normas = Más éxito y bienestar.
Peores o ninguna norma = te van a devorar vivo.
Ya me contarás qué camino has elegido. Sea lo que sea, será una aventura interesante. Lo sé.
Íñigo Lacasa