Las palabras pueden ser «armas» (o no).
Todo depende de tu conocimiento sobre cómo influye el lenguaje en el sistema cuerpo<>mente.
La mayoría de humanos están completamente dormidos ante su influencia.
Viven plagados de malentendidos linguísticos.
Un ejemplo verbal en mis clientes que llegan a Hermanos Lacasa:
«Tengo ansiedad».
Poco experto te contestará:
La ansiedad NO EXISTE. No hay tal «cosa» como una «ansiedad».
Lo que está haciendo la persona al utilizar esos nombres abstractos («ansiedad»), es CONGELAR un proceso vivo. Transformas un verbo (ansiar) en un nombre abstracto (ansiedad)… y entonces te crees que dentro de ti hay una especie de «monstruo» con intenciones maléficas que te hace sentir, pensar y hacer cosas terriiiibles.
Más cuerdo sería decir…
«Estoy ansiando»
Porque:
1. Ansiar es algo que haces, no algo que «te pasa».
2. Ansiar es un proceso, no una cosa, no una persona, no un monstruo.
Un día, haciendo coaching con una mentora de Washington D.C., me terminé de enamorar del lenguaje después de una experiencia reveladora. Mientras hablábamos sobre la mente, me comentó:
«La hipnosis no funciona conmigo»
Yo, fascinado, le pregunté:
«¿Cómo? ¿¡Por qué!?»
Y la frase que dijo se quedo tatuada en mi mente:
«Porque estoy semánticamente entrenada»
Entonces tuve mucho más claro que una de mis especialidades iba a ser la psicología del lenguaje. Gracias a ello conocí trucos como el que comparto contigo hoy. Que puede parecer una tontería – porque nos han taladrado durante décadas con hipnosis enfermizas – pero si empiezas a aplicarlo, estarás acercándote un poco más a la realidad.
Pronto lanzaré un curso llamado «MAGIA LINGUÍSTICA», que profundizará sobre cómo las palabras nos influyen a nivel cuerpo<>mente (por ejemplo, ¿por qué crees que uso el símbolo «<>» al decir «cuerpo<>mente»?)
Pronto daré más detalles.
Un abrazo,
– Íñigo