Hay algo que pocos te admitirán.
Pero yo voy a decirte la verdad.
Hay momentos donde te veo con miedo, y sinceramente, me repugnas. Pienso: qué pereza de persona. No quiero interactuar contigo. No me atraes. Yo quiero gente segura en mi vida. Quiero rodearme de confianza. No de inseguridades mediocres. Espero que te quede claro: Me da asco tu miedo.
¿Qué está pasando aquí?
Que he caído en una trampa psicológica.
En ese momento, cuando afirmo que me repugna tu inseguridad, detrás de mi “máscara” está sucediendo algo diferente detrás del escenario. Algo que pocos se atreven a ver. Algo que muy poca gente reconoce.
Cuando digo que “me repugna” tu inseguridad, lo que está pasando en realidad es no estoy aceptando MI propio miedo. Lo estoy rechazando y por eso siento asco.
Como NO lo quiero reconocer en mi, lo proyecto en ti.
Ahí tengo la oportunidad de despertar.
Y cambiar de rumbo.
Entonces, vuelvo a mirar dentro de mí.
Tomo la decisión de atreverme a sentir ese miedo que había sentido.
Lo rodeo de amor.
Lo percibo como energía en movimiento.
e-moción = energía en movimiento.
Reconozco que además de una persona segura, a veces también soy inseguro.
Soy seguro, inseguro, extrovertido, introvertido, hablador, callado, rápido, lento y un largo ETC.
Soy todas esas “máscaras”.
Y ninguna.
Al re-descubrir esto, dejo de sentir asco.
Ahora, de nuevo… te imagino con miedo, pero esta vez siento algo deferente.
Me produces cariño, ternura y amor.
Tengo ganas de abrazarte.
De recordarte que todos somos inseguros a veces. Y afirmarte con certeza que eres genial.
Me caes bien, ¿sabes?
No es broma.
Me caes bien.
(bueno, *a veces*… otras no tanto)
Te invito a lo siguiente:
Cada vez que sientas “asco” hacia alguien, pregúntate:
¿Qué no estoy aceptando en mi?
Usa a los demás como espejo.
Deja que te muestren tu sombra.
Atrévete a mirar.
Reconoce que la vida son momentos. Unos más “tramposos” (debido a despistes de la mente). Y otros más alineados con la verdad (el amor incondicional, eterno, infinito).
Eso no quita que me aleje de las personas inseguras. Sobretodo las que no desean cambiar (esas son las más peligrosas que intento evitar como la plaga). No pasa nada por desear alejarte de ciertas emociones. Pero, hazlo amándolas, es decir, dándote permiso para primero sentirlas enteramente. Reconoce que a veces… todos… somos trozos de caca. Y entonces esas emociones negativas surgirán menos y con menor intensidad (y aprenderás cosas valiosas y prácticas).
Es contra-intuitivo, como gran parte del éxito en la vida (¡por eso tan poca gente lo tiene!).
Amo tu inseguridad, incluso me atrae un poco.
Pero a veces me das pereza, ¡lo siento!
En el fondo te quiero, y lo sabes.
Y tú a mi también (si no, fuera de aquí, no quiero saber nada de ti)
– Íñigo