Hoy tocamos un tema calentote:
Los pensamientos «bizarros».
Esos donde te ves matando a un bebé, por ejemplo.
O te imaginas tirándote por la ventana.
O clavándole un cuchillo a tu madre.
Otros ejemplos pueden ser dudar de si eres homosexual, dudar si amas a tu pareja, dudar si eres asesino, etc, etc, etc.
¿Sabes que la mayoría de gente experimenta algún tipo de pensamiento bizarros, verdad?
No eres un ser extraño.
No te creas tan especial.
Yo antes me atormentaba al visualizar esas «escenas mentales».
Sentía verdadero «pavor». Y encima después de presenciarlos me pasaba horas cuestionando mi ética y mi cordura. Terminando agotado, sin fuerzas para hacer nada.
¿A día de hoy?
Los pensamientos bizarros me dan exactamente igual.
Has leído bien:
me – dan – exacta-mente – igual.
¿Por qué?
Estudiar la mente de las personas seguras me enseñó que ellas también tienen esos pensamientos. La diferencia entre la persona que se «atormenta» y la que sigue con su día tranquilamente, está en el Reconocimiento del Pensamiento.
Ahora, después de leer esa frase, sé que vendrá una horda de Absolutistas Ansiosos diciendo:
«Si, si, si… yo sé que solo es un pensamiento, pero me siento igual de mal».
Y a ellos siempre les contesto, como me habría contestado a mi mismo en mi pasado de Absolutista:
«No, no, no… no lo sabes, porque si lo supieras, te daría igual el pensamiento… y al darte igual… la sensación tarda unos breves momentos en marcharse».
Y esa «indiferencia» no llega por decirte que «solo es un pensamiento»… o por convencerte de que nunca matarías a nadie.
La indiferencia que tranquiliza – y hace que surjan mucho menos esos pensamientos – llega como consecuencia de ver algo nuevo.
El problema es que muchas, muchísimas personas, están tan metidas en su paradigma de miedo, que solo quieren ver a través de sus filtros actuales. Creyendo que «ya se saben» las cosas. Están tan metidas en el problema, que solo ven problema.
El otro día una señora me escribió tras terminar nuestro Mini Curso gratuito de Los 5 Niveles de la Transformación:
«Llevo 35 años padeciendo agorafobia y ataques de pánico, tengo 56; lo que más me ha ayudado hasta el momento es el yoga, mucho, muchísimo, pero no lo suficiente…te agradezco de verdad tu esfuerzo, he estado esperando con Ingenua impaciencia el último correo con la 5ª estrategia pero me he llevado un poco una decepción…todo lo que ofrecéis ya lo conozco y tampoco me ha funcionado. En realidad conozco toda la teoría del mundo mundial y del universo referente a cómo eliminar los ataques de pánico, Incluso cosas realmente efectivas que a veces me han funcionado….pero nada consigue desalojar de algún rincón del cerebro a ese inquilino aterrador que es el ataque de pánico, …cuando el cerebro/ mente aprende el camino hacia el pánico absoluto es imposible olvidarlo ; intenta olvidar el camino hasta tu casa…no puedes no?»
Mi respuesta:
Entonces, si crees que ya “sabes” todo… definitivamente no podemos ayudarte.
Te deseo lo mejor en tu camino
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Un día un mentor me explicó un ejercicio de meditación para reconocer tu verdadera identidad. Y cuando fui a comentarle que no había sentido nada especial, me dijo:
Si no te ha volado la cabeza el ejercicio, es que no has visto nada aún.
Muchos creemos que sabemos lo que sabemos.
Pero si la experiencia interna no ha cambiado… si nuestro comportamiento no ha cambiado… entonces no lo sabemos (solo nos creemos que lo «sabemos»).
Entiendo que diciendo todo esto venderé menos, pero prefiero focalizarme en personas con mentalidad de principiante (personas que no se creen que conocen toda la teoría del mundo mundial)
Íñigo
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